La mayoría de los tratamientos están enfocados a controlar la enfermedad, aumentando la supervivencia, mejorando los síntomas del mieloma múltiple y manteniendo la calidad de vida de los pacientes. No obstante, algunas personas pueden sufrir efectos secundarios con los tratamientos.
Estos son los efectos secundarios más comunes causados por las terapias que se utilizan para tratar el mieloma múltiple:
Quimioterapia: los efectos secundarios de la quimioterapia afectan a las zonas del cuerpo con células de crecimiento rápido, como la boca, el intestino, la médula ósea, la piel y el pelo. Como resultado, pueden aparecer efectos secundarios como náuseas, vómitos, diarrea, pérdida de apetito, aftas, caída del cabello y recuento bajo de c élulas sanguíneas, entre otros. También es frecuente sentir fatiga (debilidad o cansancio extremo).
Corticoesteroides: se usan solos o en combinación con otros fármacos como parte del tratamiento, pero también para reducir los efectos secundarios de la quimioterapia como los vómitos y las náuseas.
Sin embargo, pueden causar efectos secundarios como aumento de peso, dificultad para dormir, cambios en el estado de ánimo y niveles de azúcar en sangre elevados. Su uso durante mucho tiempo puede causar debilidad ósea y del sistema inmune, lo que predispone a desarrollar infecciones.
Inhibidores del proteasoma: este tipo de medicamentos pueden producir náuseas, vómitos, cansancio, diarrea, estreñimiento o daño en los nervios periféricos (neuropatía periférica), entre otros.
Medicamentos inmunomoduladores: pueden producir efectos secundarios como somnolencia, cansancio, estreñimiento, diarrea, erupciones cutáneas, recuentos bajos de células sanguíneas, coágulos sanguíneos graves y neuropatía periférica.
Anticuerpos monoclonales: dependiendo del tipo de anticuerpo monoclonal administrado, se puede producir reacciones a la infusión, cansancio, náuseas, fiebre, tos, infecciones respiratorias o diarrea, entre otros síntomas.
Bisfosfonatos: pueden tener un efecto secundario poco común, pero grave, denominado osteonecrosis mandibular. Las personas que lo experimentan se quejan de dolor y pueden presentar una llaga abierta que no se cura o sufrir la caída de dientes. Además, el hueso mandibular se puede infectar.
Trasplante de células madre: es probable sentir cansancio y debilidad durante varias semanas después del trasplante. Cuando se ha combinado con quimioterapia a dosis altas, se pueden producir náuseas, vómitos, diarrea, caída del cabello, pérdida de apetito y llagas en la boca.
Radioterapia: las personas que reciben este tratamiento en un periodo corto para aliviar el dolor pueden no tener efectos secundarios, salvo enrojecimiento de la piel o leve irritación de la zona. En cambio, cuando se utiliza para tratar el cáncer, puede aparecer cansancio (durante varias semanas tras finalizar el tratamiento), náuseas, diarrea o pérdida del apetito, entre otros síntomas.