El mieloma múltiple es un cáncer de la sangre que se origina en la médula ósea y que afecta a las células plasmáticas, un tipo de células de la sangre que forman parte del sistema inmune.
Las células plasmáticas son células que se producen en la médula ósea y sirven para fabricar diferentes tipos de anticuerpos que nos protegen de sustancias o elementos dañinos, como los microorganismos responsables de infecciones. Las células plasmáticas no son las únicas células que se producen en la médula ósea.
La médula ósea es el tejido esponjoso que se encuentra en el interior de los huesos, donde se producen las células de la sangre. Además de las células plasmáticas, existen otras células sanguíneas que desempeñan funciones elementales para la supervivencia, como los glóbulos rojos, las plaquetas y otros tipos de glóbulos blancos.
Las células del mieloma se encuentran habitualmente en la médula ósea, pero también pueden acumularse en otras partes del cuerpo, como los huesos, la piel, los músculos o los pulmones. Estas acumulaciones se conocen como plasmocitomas.
El mieloma múltiple comienza en la médula ósea con la mutación de una sola célula plasmática, que se convierte en una célula cancerosa o “célula del mieloma”. Después, esta célula comienza a multiplicarse y produce muchas células del mieloma que comienzan a desplazar a los demás tipos de células sanguíneas (glóbulos rojos, plaquetas y otros glóbulos blancos), cuyas cantidades pueden reducirse hasta situarse por debajo de los niveles normales. Como resultado, pueden aparecer síntomas como la anemia (déficit de glóbulos rojos), los sangrados (porque la función de las plaquetas es ayudar a detenerlos) y/o las infecciones (debidas a la falta de glóbulos blancos).
Mientras que las células plasmáticas constituyen, normalmente, menos de un 1% de las células en la médula ósea, en el mieloma múltiple, las células plasmáticas anormales pueden llegar a superar el 10%.
Además, en condiciones normales, las células plasmáticas producen diferentes tipos de anticuerpos para protegernos durante procesos dañinos como las infecciones. En cambio, las células del mieloma producen anticuerpos anormales que no ayudan a combatir infecciones. Al contrario, pueden dañar los riñones. Estos anticuerpos que no desempeñan ninguna función útil para nuestro organismo se denominan proteínas monoclonales (proteínas M).
Hoy en día, no existe la cura para el mieloma y la enfermedad reaparece después de un tiempo en la mayoría de las personas. Aun así, los nuevos tratamientos han mejorado la calidad de vida y las tasas de supervivencia. De hecho, los objetivos del tratamiento están encaminados a retrasar la proliferación de las células del mieloma, lograr periodos largos de remisión (etapas sin signos de la enfermedad) y mantener la calidad de vida.
Se considera que el mieloma múltiple es el segundo cáncer de la sangre más común. En 2022, se diagnosticaron 50.092 nuevos casos de mieloma múltiple en Europa , mientras que, en España, se estima que, en 2025, serán diagnosticadas 3.731 personas.
Existe un tipo de afección de la sangre denominado gammapatía monoclonal de significado indeterminado (GMSI) que se caracteriza por una ligera producción anormal de proteína monoclonal que no genera síntomas.
Aunque la mayoría de las personas que presentan GMSI no suelen desarrollar el cáncer, es importante dar seguimiento a la afección, pues una gran parte de los mielomas múltiples surgen a partir de esta afección benigna.
El mieloma múltiple guarda similitudes con otras enfermedades de la sangre, como la macroglobulinemia de Waldenström o la amiloidosis de cadenas ligeras.De hecho, algunas personas con mieloma múltiple pueden desarrollar también amiloidosis de cadenas ligeras. 7