La enfermedad mínima residual (EMR) en el mieloma múltiple

La enfermedad mínima residual (EMR) en el mieloma múltiple

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Determinar la EMR en personas con mieloma múltiple sirve para conocer cómo evoluciona la enfermedad, para detectar el riesgo de recaída y para conocer si el tratamiento está siendo efectivo.

La enfermedad mínima residual (EMR) en el mieloma múltiple

La enfermedad mínima residual (EMR) en el mieloma múltiple hace referencia a la persistencia de una cantidad pequeña de células malignas tras el tratamiento.

En los últimos años, la introducción de nuevos medicamentos ha mejorado la calidad de vida y las tasas de supervivencia de las personas con mieloma múltiple. El tratamiento pretende lograr periodos largos de remisión (sin signos de mieloma y/o sin que la enfermedad cause problemas de salud). Existen pruebas de detección de EMR que permiten buscar las células cancerosas que quedan en el organismo, incluso si están en cantidades muy pequeñas. Un resultado negativo significa que no se ha detectado ningún indicio de la enfermedad después del tratamiento.

Sin embargo, el tipo de prueba realizada y su grado de sensibilidad (es decir, cuántas células tumorales puede detectar) influye significativamente para aceptar el resultado como verdaderamente positivo o negativo.

¿Para qué sirve la monitorización de la EMR?

La monitorización de la EMR en personas con mieloma múltiple puede ser útil para:

  • Determinar en qué medida la enfermedad responde al tratamiento (la eficacia del tratamiento).
  • Confirmar y vigilar las remisiones de la enfermedad.
  • Orientar decisiones relacionadas con la duración de la terapia o con futuras opciones de tratamiento.
  • Identificar a las personas con mayor riesgo de recaída.
  • Detectar la recurrencia de la enfermedad.

¿En qué consisten las pruebas de detección de la EMR?

Para detectar la presencia de enfermedad mínima residual en personas con mieloma múltiple, se emplean técnicas muy sensibles, que permiten buscar una pequeña cantidad de células cancerosas en una muestra muy grande de células. Las pruebas más utilizadas son la citometría de flujo multiparamétrica (MFC, por sus siglas en inglés) y la secuenciación de siguiente generación (NGS, por sus siglas en inglés). También pueden usarse técnicas de radiología, como los estudios PET-TAC, para detectar la presencia del mieloma fuera de la médula ósea.

Referencias

Libro Blanco de la Psiquiatría en España, Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (2023). (Último acceso: octubre 2023).
Fuente: INE, datos provisionales 2022. (Último acceso: octubre 2023)
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