La artritis psoriásica es una enfermedad crónica, no contagiosa, que se manifiesta típicamente con inflamación de la piel (psoriasis) y de las articulaciones (artritis). También se puede asociar a inflamación en otras partes del cuerpo como el corazón, los pulmones y los riñones.
La artritis psoriásica causa dolor, que puede llegar a ser crónico e impedir la utilización de las articulaciones afectadas. En consecuencia, la enfermedad puede tener un impacto importante en la calidad de vida del paciente, pudiendo llegar a ser motivo de pérdida de productividad y funcionalidad e, incluso, de incapacidad laboral.
La artritis psoriásica afecta a mujeres y hombres por igual, y comienza, generalmente, entre los 30 y 50 años. Con todo, puede afectar a personas de cualquier edad, incluso a los niños.
En España, su prevalencia es del 0,58%, según el estudio EPISER de la Sociedad Española de Reumatología.
Se estima que hasta un 40% de las personas con psoriasis desarrollará artritis psoriásica.
La artritis psoriásica puede empezar de forma lenta, con dolor o hinchazón progresivo de las articulaciones. Otras veces, se puede percibir que las molestias son la consecuencia de un golpe inadvertido, pero la sintomatología no desaparece con el paso de los días.
La afectación de la piel suele preceder a la articular en el 75-80% de los casos. Por ello, es importante que, desde las consultas de Dermatología, se preste atención a la posible aparición de síntomas de artritis, ya que la mayoría de las personas acudirán al dermatólogo antes de desarrollar lesiones articulares que les conduzcan a Reumatología.
Sin embargo, se han documentado casos en los que la artritis aparece antes del diagnóstico de la psoriasis (15%).
Existen determinadas comorbilidades asociadas a la artritis psoriásica:
Los pacientes que padecen artritis psoriásica, sobre todo en casos graves, suelen presentar una mayor predisposición a presentar complicaciones que afectan al corazón, como pueden ser los infartos cardiacos o cerebrales.
Es muy importante controlar los factores que pueden dañar los vasos sanguíneos, como la obesidad, la diabetes, los triglicéridos o la hipertensión arterial. Además, al ser la artritis psoriásica una enfermedad generalizada, puede producir inflamación en otros tejidos del cuerpo como el corazón.
Diversos estudios han encontrado una relación entre la psoriasis y artritis psoriásica con la osteoporosis, de forma que las personas con enfermedad psoriásica tienen un mayor riesgo de sufrir fracturas óseas. Esto podría explicarse porque las personas con artritis psoriásica suelen tener factores de riesgo que se relacionan con la pérdida de densidad ósea, como el déficit de vitamina D o la inflamación crónica. 5
Alrededor de un 22-31,9% de las personas con artritis psoriásica tienen altos niveles de ácido úrico (hiperuricemia), mientras que entre un 4,3% y un 6,2% tienen también gota, un tipo de artritis relacionado con el aumento de ácido úrico en sangre. 6
Esta afección se produce cuando hay un aumento de grasa en el hígado, por eso se dice que los pacientes que la padecen presentan un hígado graso. Esta condición suele ocurrir más frecuentemente en personas con artritis psoriásica que, además, sufren obesidad.7
Las personas con artritis psoriásica pueden desarrollar enfermedades como la depresión o trastorno de ansiedad.
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