La depresión hoy < ¿Puede la depresión llevar al suicidio?
La fuerte relación entre la depresión y el suicidio ha sido puesta de relieven en numerosos estudios. De hecho, se estima que el 90% de las personas que se quitan la vida tienen un problema de salud mental, principalmente depresión.
Por otro lado, se considera que las personas con depresión tienen 20 veces más riesgo de suicidio que la población general.
Es habitual que los episodios depresivos sean recurrentes y pueden volverse crónicos si no se realiza el tratamiento adecuado y, sin embargo, se estima que la depresión es un trastorno infradiagnosticado e infratratado. Este es un aspecto de especial preocupación, dado que, cuando no hay un abordaje precoz de la enfermedad, puede complicarse y desencadenar en suicidio.
Se han realizado estudios que evidencian que el mayor riesgo de suicidio asociado a la depresión se produce durante el mes anterior al inicio del tratamiento y durante las primeras etapas del tratamiento con antidepresivos, aunque disminuye posteriormente.
El riesgo de suicidio es también más alto después de comenzar el tratamiento antidepresivo, cuando los pacientes empiezan a recuperar la energía o la motivación, pero siguen teniendo un estado de ánimo deprimido, con sentimientos de culpa y de desesperanza.
Las personas que han tenido un intento de suicidio previo tienen más riesgo de cometerlo. También aumentan el riesgo las ideaciones suicidas y la existencia de planes para llevarlo a cabo. De hecho, se estima que el riesgo de suicidio aumenta entre 20-30 veces durante los seis primeros meses o, incluso, durante el primer año después del intento, especialmente entre las personas mayores.
Para evaluar el riesgo de conducta suicida, se aconseja prestar atención a posibles factores de riesgo del suicidio, como pueden ser los sentimientos de desesperanza o de que no merece la pena vivir. Los cuidadores de las personas con depresión deben atender a posibles cambios en el estado de ánimo, negativismo, aumento de inquietud y/o ideas de suicidio.
Es importante tener en cuenta los factores predisponentes del suicidio para reducir, en la medida de lo posible, la exposición a los mismos de la persona en riesgo.
Existen factores que podrían aumentar el riesgo de suicidio, aunque el hecho de que estén presentes no quiere decir que vaya a ocurrir:
Existen también situaciones de la vida que se comportan como factores precipitantes. Pueden ser vistos como la gota de agua que rebosa el vaso y lleva a dar el paso a la persona que estuvo pensando en quitarse la vida. Algunos ejemplos son:
Una señal de alerta nos indica que una persona estaría teniendo serios pensamientos de quitarse la vida y que podría incluso estar planificando cómo realizarlo.
Sin embargo, las señales de alerta podrían ser también una petición de ayuda y nos proporcionan una oportunidad, tanto a la familia como a los amigos, conocidos y profesionales de la salud, para intervenir y prevenir que esta persona se suicide. Si usted se da cuenta de que alguien conocido está actuando de un modo extraño, que no tiene que ver con su carácter habitual, es importante que hable con él/ella sobre lo que puede estar pasando.
En caso de identificar estas señales de alerta, es importante responder con rapidez, especialmente si la persona muestra varias al mismo tiempo, hablando con la persona y buscando la ayuda y el apoyo de otros.
No se debe restar importancia a un acto suicida y creer que la persona lo realiza para llamar la atención. Las personas que hacen un intento de suicidio desean expresar que algo no va bien y que se sienten incapaces de adaptarse a las exigencias que les pide la vida.
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No es 'depre', es depresión es una serie documental conducida por la actriz y cantande Angy Fernández.