En la actualidad existen tratamientos farmacológicos y psicológicos que son eficaces para abordar la depresión.
Los fármacos antidepresivos son un pilar fundamental en el tratamiento de la depresión para conseguir la remisión de los síntomas y para evitar las recaídas.
Los antidepresivos actúan sobre determinados neurotransmisores (sustancias químicas del cerebro) que se relacionan con la depresión, como la noradrenalina, la serotonina, la dopamina y el glutamato.
No obstante, la mejoría no se obtiene de forma inmediata al empezar a tomar la medicación, sino que, normalmente, deberán pasar unas 2-6 semanas hasta que la persona comience a notar una mejoría en su estado de ánimo.
La adherencia al tratamiento es fundamental para obtener resultados: las personas con depresión deberán cumplir con la medicación con regularidad y durante un periodo de tiempo.
Aunque, como ocurre con todas las medicaciones, los antidepresivos pueden tener algún efecto secundario, en la mayoría de los casos, serán temporales. Estos fármacos no son adictivos y no cambian la personalidad.
La psicoterapia ha demostrado ser un pilar importante en el abordaje de la depresión: puede ser muy útil en la reducción de los pensamientos negativos y en la resolución de los problemas y alternaciones en las relaciones interpersonales de las personas con depresión.5
Existen diferentes tipos de tratamientos psicoterapéuticos. Algunas técnicas que pueden ser útiles son la terapia cognitivo-conductual, la psicodinámica y el mindfulness.5
Además del tratamiento farmacológico y/o psicológico, es importante mantener hábitos saludables relacionados con la dieta67, la realización de ejercicio físico regularmente8 y la evitación de las sustancias adictivas.9
Cada vez hay más evidencia de que existe una relación entre la salud mental y la calidad de la dieta. Algunos estudios observacionales sugieren que seguir una dieta mediterránea tradicional67 o evitar una dieta proinflamatoria (basada en alimentos que pueden producir inflamación intestinal de manera crónica) podría conferir cierta protección frente a la depresión.7
La actividad física puede tener importantes beneficios sobre la salud mental. Esto incluye todo el movimiento que se realiza durante el tiempo de ocio, de trabajo o de desplazamiento entre un lugar y otro. De acuerdo con la OMS, el ejercicio físico, tanto moderado como intenso, ayuda a reducir los síntomas de la depresión y contribuye al bienestar general.8
Consumir drogas (cannabis, cocaína, anfetaminas y sus derivados...) puede empeorar la salud del paciente con depresión e incluso ocasionar trastorno depresivo inducido por una sustancia o medicamento, un tipo de depresión que se caracteriza por una alteración importante y persistente del estado de ánimo, ligada a la disminución notable del interés o placer.9
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