El diagnóstico de la psoriasis es fundamentalmente clínico: el profesional sanitario puede identificar la enfermedad con una inspección visual de las lesiones de la piel, uñas o cuero cabelludo. Es muy importante acudir al médico cuanto antes ante la sospecha de psoriasis. En algunas ocasiones será necesario que se realice el raspado metódico de Brocq. Se trata de una técnica diagnóstica que consiste en raspar las lesiones psoriásicas para ver cómo se descaman y si sangran.
No obstante, no todos los casos de psoriasis se presentan de manera clara. Las lesiones cutáneas pueden parecerse a las causadas por otras enfermedades, por lo que el diagnóstico diferencial, en ocasiones, puede ser complicado.
En estos casos, conviene que un dermatólogo evalúe al paciente. Si el diagnóstico aún no queda claro, se puede realizar una biopsia para examinar bajo el microscopio una muestra de la piel del paciente.
Un diagnóstico precoz de la psoriasis permitirá iniciar antes un tratamiento eficaz, que controle la inflamación, frene la progresión de las lesiones y ayude a mantener la calidad de vida de la persona.
De manera general, según la extensión de las lesiones cutáneas, la psoriasis se puede considerar:
Las lesiones ocupan menos del 3% de la superficie corporal.
Las lesiones ocupan entre un 3% y un 8% de la superficie corporal.
Las lesiones ocupan más de un 10% de la superficie corporal.
Para definir la gravedad de la psoriasis se suelen utilizar diferentes índices, como el Psoriasis Area Severity Index (PASI), el Body Surface Area (BSA) o el Physician Global Assessment (PGA), entre otros.
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